Para el establecimiento de una ciencia que
incorporase las teorías filosóficas y los programas generales ya elaborados,
serían necesarios ciertos avances metodológicos que no tuvieron lugar hasta
finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. En esta época se producen
las primeras clasificaciones raciales sistemáticas, como las de Linneo
(1707-1778) y J. Blumenbach (1752-1840). Durante este mismo período surgió la
lingüística moderna, dominada durante el s. XIX por la idea de que los idiomas
podían clasificarse en familias y que los pertenecientes a una misma familia
eran ramas de un tronco común más antiguo. Ello dio lugar al desarrollo de
métodos comparativos sistemáticos con el fin de poder reconstruir el idioma
ancestral.
La regularidad de las correspondencias fonéticas en
idiomas emparentados fue presentada primero por R. Rask (1787-1832) y divulgada
por J. Grimm (1785-1863) a comienzos del s. XIX, con lo que contribuyeron a
consolidar la idea general de la existencia de regularidades en el cambio
cultural humano.
Otro tipo de descubrimientos realizados en este
período ampliaron de manera importante el horizonte temporal del desarrollo
humano y otorgaron legitimidad a la idea de un progreso cultural gradual. Por
una parte, el desciframiento de la escritura egipcia por Jean-François
Champollion (1790-1832), en 1821, alteró de forma radical las ideas
tradicionales acerca de la edad del hombre. Posteriormente, a mediados del s.
XIX, el reconocimiento de la validez del descubrimiento de Boucher de Perthes
(1788- 1868) de utensilios humanos del Paleolítico, contemporáneos de mamíferos
ya extinguidos. De este modo, la arqueología y las teorías de Darwin concurrían
en ofrecer una imagen del hombre como la de un ser sólidamente anclado entre
las demás especies animales del pasado, que pasa de ser un antropoide carente
de atributos culturales a transformarse en hombre a lo largo de un prolongado
período de cientos de miles de años.
Es durante la primera mitad del s. XIX cuando la
antropología comienza a adquirir el rango de disciplina científica
independiente y se crean las primeras sociedades etnológicas o antropológicas
en Inglaterra, Francia y Alemania. En este último país, la palabra
"Kultur" adquiere el sentido técnico que reviste en la actualidad,
término que será posteriormente introducido en el mundo de habla inglesa por
E.B. Tylor en su obra clásica "La cultura primitiva" (Primitive
Culture), publicada en 1871. En una tan detallada como amplia panorámica de la
evolución cultural humana y con una clara exposición de las perspectivas
teóricas de una ciencia de la cultura, el libro de Tylor representa una obra
fundacional en el desarrollo de la antropología moderna.
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